La vejez es una etapa de la vida en la que cualquier hábito, por ínfimo que sea, cuenta. El cuerpo ya no trabaja como antes, de modo que necesita ayuda para seguir funcionando correctamente. Por ello, una alimentación sana y variada es perfecta para que todo marche bien.

Si tienes a tu cargo el cuidado de personas mayores, este post te interesará. Hoy hablaremos de cómo podemos mejorar y reforzar su salud a través de la alimentación. Puedes ampliar tus conocimientos con el curso Técnico Experto en Dietética y Nutrición para la Tercera Edad. Conocerás en profundidad las patologías y dolencias que hacen mella en esta etapa de la vida y cómo pueden ser atendidas a través de los alimentos.

La importancia de la alimentación en la vejez

La dieta equilibrada y variada es buena para cualquier momento de la vida. Es la mejor manera de conseguir todos los nutrientes y toda la energía que nuestro cuerpo necesita para funcionar. Por eso, seguir una dieta así, es tan importante para las personas de la tercera edad. Es más, es la regla de oro. A través de la alimentación variada el cuerpo puede absorber los nutrientes que necesita, disminuidos por el envejecimiento y la reducción de la actividad física.

Absorber nutrientes, el principal objetivo

Durante la vejez es normal que las personas no tengan una actividad notable. Su cuerpo no tiene la agilidad de cuando era joven, de modo que no tiene necesidad de tomar alimentos con un alto valor energético puesto que no la necesita.

Sin embargo, ocurre que alimentos como la carne, no los pueden masticar fácilmente. De modo que dejan de comer carne de forma regular y por lo tanto corren el riesgo de contraer anemia, por la falta de hierro.

Por eso los expertos nutricionistas marcan la importancia de seguir una dieta variada. Así, es más fácil que las personas mayores puedan cubrir sus necesidades nutricionales.

Ejercicio físico e hidratación, claves para disminuir riesgos

Salir a caminar, nadar o realizar algún deporte ligero durante unos minutos ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas, por no hablar de su autoestima e independencia.

Por otro lado, la hidratación es muy importante. En la vejez es fácil perder la sensación de sed y por lo tanto, se corre el riesgo de deshidratación y perjudicar los riñones. Por ello, los especialistas recomiendan beber agua con regularidad, aunque no se tenga sed.