La angustia es una sensación intensa y desagradable, que nos crea malestar a nivel físico y mental.
La angustia, que no ansiedad, tiene efectos visibles sobre nuestro cuerpo. Presión en el pecho, sudores fríos, temblores, mareos… Una serie de manifestaciones a través de las cuales nuestro cuerpo expresa que está en alerta, nervioso o siente miedo.
¿Cómo podemos evitarla o ayudar a las personas a superarla? El duelo es uno de los momentos en la vida en los que las personas sentimos esa terrible sensación de angustia.
Si te gustaría ayudar profesionalmente a las personas a superar esos momentos, infórmate sobre nuestra titulación Experto en Inteligencia Emocional en Entorno Sanitario, Tanatorio y Duelo.
Índice de contenidos
Pautas para superar un estado de angustia
Antes de continuar describiendo algunos consejos para super un estado angustioso, cabe decir que ansiedad no es lo mismo que angustia.
Ansiedad es cuando nuestro malestar es psicológico. En cambio, tal y como acabamos de mencionar, la angustia se manifiesta físicamente. Veamos algunos consejos para superar un estado así.
1-. Siente qué necesita tu cuerpo
Que controlemos o no un estado así depende de cómo se sienta nuestra cuerpo. Sentir inquietud, desconfianza o miedo marca el límite. Si nos vemos superados por una sensación de ahogo, presión en el pecho o mareos entonces deberemos recurrir a un médico.
2-. Pregúntate cual puede ser su origen
Expectativas altas e inalcanzables, autoexigencia, etc. Suelen ser los orígenes más comunes de la angustia y la ansiedad. Para superarlo es importante que nos preguntemos el por qué de ese malestar. Saberlo nos ayudará a apaciguar el malestar.
3-. En el equilibrio está la virtud
Muchas veces lo que ocurre es que entramos en contradicción por que lo que somos y por lo que queremos llegar a ser. Esta distorsión de la realidad nos causa frustración y, consecuentemente, angustia. De modo que si entras en ese círculo, detente. Reflexiona sobre tu identidad y vuelve a ver la parte positiva. Coméntalo con alguien de confianza, pues las palabras dichas en voz alta curan más que cuando solo se quedan en el pensamiento.